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Mostrando entradas de mayo, 2011

La magia de la empatía emocional

El Miércoles pasado cerramos el curso "El lenguaje de los sentimientos. Entrenamiento emocional" que he impartido durante 10 sesiones dentro del programa de Graduado en Cultura y Solidaridad de la Universidad de Deusto. Lo que hicimos en la última sesión resultó mágico.   Invité a algunos colaboradores de la "Red" a compartir alguna experiencia emocional personal con el grupo. Tres se prestaron a desnudarse emocionalmente de forma desinteresada, para poder realizar una acción didáctica. ¿Qué sucedió de mágico? Pues que gente que no se conoce de nada y termina enlazándose por emociones compartidas. Muchos alumnos se vieron como la madre de Nadia, o como una Sonia en crisis, hubo también quien se había tenido que enfrentar a accidentes como los de Goio. Algún alumno me decía que tener las emociones tan cerca, haber podido tocarlas era muy potente, muy intenso. Creo que no son dejamos tocar emocionalmente, no dejamos que nos toquen y no tocamos, no prestamos tiempo a

Me aburro, ¿qué puedo hacer?

Hace unas semanas me explicaba mi hijo adolescente que había estado con sus amigos y que se había vuelto a casa antes de tiempo porque se había aburrido. Le prometí en ese momento escribir un post sobre el aburrimiento. La verdad es que siempre me ha inquietado mucho ese sentimiento porque me parece francamente negativo. Lo mejor que se me ocurre del aburrimiento es que, como señal emocional de alarma, suele ir acompañado de una necesidad de combatirlo. Me aburro cuando la actividad que realizo me resulta poco estimulante. Esto puede ser hacer una actividad mecánica o si cuando mi conducta no está relacionada con una elección vinculada a una necesidad o a un interés personal. Por lo tanto el aburrimiento pone de manifiesto lo que no nos activa mental y emocionalmente, así como lo que no nos motiva ni interesa. La dinámica circular del aburrimiento El aburrimiento también interactúa con la pereza, puesto que inactividad y el aburrimiento forman parte de una misma dinámica. Si deci

Indignarse si, y luego?

Rondan últimamente artículos y reflexiones varias sobre la indignación que parecen haberla puesto de moda o, al menos, han servido para traerla a un cierto primer plano. Casi todos los ángulos desde los que he observado su tratamiento parecen reivindicar la necesidad de propiciar una recuperación de esa emoción como elemento necesario para el avance social. De todas ellas ennumeraré alguna para contextualizar mi reflexión. Por una parte, y posiblemente el principal detonante de toda esta ola, está la publicación del libro “ Indignaos ” escrito por el francés Stephan Hessel y prologado en la edición en castellano por Jose Luis Sampedro . Es una obra de lectura rápida en la que el autor, un hombre de más de noventa años ponente de la Declaración Universal de los Derechos Humanos , explica las razones por las que a su entender debemos sentirnos así en el mundo que vivimos hoy en día. También  Arturo Pérez Reverte  en sus artículos semanales a menudo me hace encontrarme con su gris certez