Desilusión (derrota del Athletic Club en Final de la Europa League, 9/5/2012)

Esta semana me he visto con la desilusión, ya sabéis, el reverso de la moneda de la ilusión. La he saboreado con cierta intensidad y su regusto amargo ha durado unos días. Pero, esta vez, ha sido un sentimiento compartido porque se ha tratado de una emoción que han sentido tantas personas a la vez que podríamos decir que ha sido colectiva. Se trata de la derrota del Athletic Club de Bilbao en la final de la Europa League del pasado 9 Mayo en Bucarest. Como aun no estoy para demasiada literatura os dejo unas líneas de reflexión por si gustáis:

Jugadores del Athletic Club lloran tras
perder la Final de la Europa League 2012
Cuanto más alto subes más puedes caer.
Es importante recordar esto mientras se está subiendo porque hay que elevarse tan solo hasta la altura justa en la que una posible caída no nos dañe de manera grave. Es evidente que hay, que debe de haber, una responsabilidad a la hora de construir sueños e ilusiones.


Hay que perseguir los sueños aunque duela.
Soñar no nos asegura nada. No soñamos para conseguir nuestros sueños, lo hacemos porque necesitamos una meta, un horizonte mucho más que lo que necesitamos llegar a él. Esto significa en el día a día hacer un esfuerzo de lidiar contra lo que nos aleja del sueño, con el ver pasar el tiempo sin avances o incluso con retrocesos que nos llevan a ver cada vez más lejos la meta. Soñar tiene una parte bella de conectarnos con algo importante para nosotros, pero también duele porque al soñador siempre le está esperando la frustración y la desesperanza en algunos recodos del camino. Pero este problema de convivencia entre la realidad y los sueños no debe ser nunca motivo para abandonar la senda de la ilusión, único camino hacia la felicidad.


Nadie dijo que la vida fuera justa o que tengamos derecho a que nuestros sueños se cumplan.

 A veces olvidamos lo obvio. Las cosas son como son, no como querríamos que fueran. Hay que contar que aunque lo merezcamos, tengamos derecho a ello, aunque lo hayamos hecho bien, nos lo hayamos currado, nada, repito, nada, nos puede asegurar que vayamos a conseguirlo. Es evidente que hay que intentarlo pero desde luego disfrutando cada uno de los pasos del camino. Si la única satisfacción es la meta el camino no ha servido. Sueño y ensoñación deben procurar felicidad, con la única diferencia de su intensidad.


Comentarios

  1. Interesantisimo tema, que me afecta muy directamente.

    El eterno debate, sentir e ilusionarse menos, para evitar sufrir menos?, pero acaso, no nos lleva implicitamente a una sensacion de pesimismo?, o incluso....de miedo?.

    Miedo a sentir, por miedo a sufrir. Amamos moderadamente, por si nos dejan?.
    El Athletic es un sentimiento intrinsico, algo profundo, incotrolable, pues acaso se puede controlar el sentimiento?.

    Es cierto que somos tan responsables en las decepciones, por generar espectativas, como quienes nos las generan. Como cierto es, que nuestra primera reaccion sera buscar culpables fuera. Pero esa situacion se puede corregir. Se puede uno disculpar, puede uno recuperarse de una decepcion, de unos dias tristes.

    Pero como se recupera una ilusion limitada?, frenada?, como se recuperan unos sentimientos intimidados por el miedo?.
    Ahi no hay vuelta atras. No te dejaste llevar, y no puedes volver a revivirlo. Lo perdiste.

    Creo que la solucion no pasa por moderar los sentimientos e ilusiones, si no por aprender mecanismos para afrontar las decepciones.
    Mirar a vuestros hijos ilusionados por algunas cosas, ese brillo en los ojos, esa sonrisa, esa luz que desprenden, como poner limites a eso?. Con el tiempo, nuestros miedos nos hacen perder ese atrevimiento.

    Alberto Montero, un muy decepcionado, pero apasionado sentidor, y......amante del Athletic.

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