Heridas emocionales y contradicciones

Hay una canción de moda que me gusta, que escucho a menudo estas semanas. "Let it go" se titula, algo así como "déjalo ir", de un grupo llamado Passenger.


Habla de cómo algunas verdades personales se nos revelan al alejarnos tanto que parece como que las hubiesemos perdido, o sencillamente cuando, efectivamente, ya no podemos recuperarlas. Uno realmente sabe lo bien que ha estado cuando se halla mal, hecha de menos el hogar cuando pasa frío, se da cuenta del tamaño de un amor cuando lo pierde. De esto habla la canción y estos detalles quedan aumentados por una voz que trasmite con autenticidad cierta desesperación. Hay también otra canción vasca cuya letra también hace referencia a la necesidad de dejar ir que os invito a escuchar.

No me cabe la menor duda de que la canción me toca porque mi vida se ha construido con pérdidas importantes cuyas cicatrices aun se hacen notar cuando me tropiezo con ciertas situaciones o con canciones como esta.

Quiero compartir algunas reflexiones originadas con este fondo musical:


La importancia de los contrastes.

Heridas emocionales
Tendemos en parte a la comodidad, a la búsqueda de espacios conocidos y seguros. Esto resulta necesario para poder enraizarse y hacer una vida larga, para encontrar una estabilidad desde la que crecer, para saber localizar espacios de equilibrio en los que descansar, en los que encontrarse y disfrutar de lo más íntimo de uno. Pero a la vez necesitamos combinar con sabiduría esta tendencia con otra de signo contrario. Con aquella energía que nos impulsa a transitar por lugares diversos, desconocidos, a veces hasta opuestos, que nos permitan nuevos conocimientos desde los que poder valorar las ventajas e inconvenientes de cada uno de ellos. En parte este ejercicio tiene que ver con acostumbrarse a salir de las zonas personales de seguridad para explorar nuestras potencialidades de aprender. Pero por otra parte tiene que ver con acumular experiencias positivas de manejarse en contextos de vulnerabilidad.

Las heridas emocionales dejan huella.

Las batallas de la vida dejan secuelas. Solemos vivir como si no existieran, como si el olvido tuviera la capacidad de borrarlas. Pero esto no es así, sencillamente no las prestamos atención, pero siguen con nosotros. Más de una vez he comentado la importancia de gestionar también las emociones derrotadas tras los conflictos emocionales. Que un amor se te haya escapado puede dejar secuelas tales como la culpabilidad, la añoranza, el rencor, el dolor, u otras. Es evidente que la vida siempre sigue hacia delante, pero eso no significa que no arrastremos también todo aquello que forma parte de nosotros. Convivimos con emociones, a veces contradictorias o aparentemente incompatibles, fruto de experiencias que nos han dejado huella. 
Contradicciones


Integrar contradicciones. 

Hecho de menos en la literatura emocional textos que hablen de convivencia entre emociones de signo contrario en el seno de una misma persona cuando esta está sana. La contradicción es una oportunidad que, me temo, que no solemos aprovechar suficientemente bien. Se trata de una manifestación de los universos que viven en cada uno de nosotros y que debemos integrar, amigar, aceptar para poder seguir el camino pese a todas las heridas emocionales que tatúen nuestra piel.

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