Luces y sombras: explorando la magia del teatro de sombras como herramienta metodológica

Hace poco más de tres años nació Entrenando Emociones. Marcamos la fecha de nacimiento coincidiendo con el primer taller que animamos, tras un periodo de gestación, de también más o menos 9 meses. Y en días recientes he reaprendido (seguro que lo sabía pero no lo había retenido como un dato significativo) que los bebes recién nacidos solo ven sombras.  Nada más escuchar esto se me encendió una sonrisa y mi deforme mente hizo una serie de conexiones. Pronto pensé en escribir un artículo para alguna revista de teatro exponiendo mi nueva teoría científica: el teatro de sombras tiene tan buena acogida entre pequeños y grandes porque nos conecta con nuestra forma primaria de ver el mundo. Por suerte para todos abandoné pronto mi idea de sumar al ya tan cansado siglo XXI otra teoría sin ningún fundamento, de esas que se encuentran tanto en los libros y revistas.
Teatro de sombras
Y estos días, con las mismas sombras dentro de la cabeza, mal veo nuevas conexiones. Cuando un proyecto nace su futuro es como una sombra, no en el sentido de oscuridad, si no en el sentido de siluetas recortadas por la luz de nuestras ilusiones proyectadas sobre un fondo alejado en términos de espacio y de tiempo. Entrenando Emociones se ha ido definiendo sus perfiles  en este tiempo (y a veces redefiniendo constantemente) Ahora podemos vernos mejor, saber cómo somos y quiénes somos. Y podemos incluso definirnos no en términos de sueños, ilusiones. intuiciones  y visión de futuro, sino que también en base a prácticas reales y realizadas, a palabras dichas y que han recibido respuestas,  a ensayos y errores, a satisfacciones, a heridas y cicatrices…
Pero no era esto lo que quería compartir hoy, esto me ha salido así, al hilo del primer párrafo. Lo que quería constatar es la curiosa y feliz coincidencia que supuso que una de las metodologías teatrales usadas durante el primer taller fuera el teatro de sombras(http://www.youtube.com/watch?v=D9G7inCrn-Y) Ahora en la distancia experimentada quiero volver a aplaudir la elección (y no es vanidad). En primer lugar al tratarse como ocurre casi siempre de un taller con gente que no está familiarizada con técnicas tetarles-expresivas el teatro de sombras posibilita una mediación a través de la imagen reflejada y un alejamiento de lo expresado, de alguna manera posibilita hasta un esconderse cuando uno se expresa. 
Esto conecta muy bien y responde a presupuestos teóricos de la Pedagogía de la Expresión que encontramos en autores como Fernando Bercebal que nos habla del control del Foco, entendido éste como el grado de atención y protagonismo soportado ante el grupo por cada uno de sus miembros. Se trata de comenzar las actividades y procesos bajo una débil intensidad de foco para ir aumentándolo y consiguiendo así la participación entregada, profunda y efectiva de todas de las personas. También responde a las propuestas de Gisèle Barret y Goerge Laferrière que hablan de utilizar una metodología basada en lo indirecto, refiriéndose a desviarla atención del objetivo pretendido para ponerla en pretexto que llevará al participante al mismo fin sin que se dé cuenta. Por último señalaremos que encontramos en Alkistis Kontogianni la idea de que a través del trabajo con objetos los participantes tienen la capacidad de transformar en un espacio imaginario saliéndose de sus mecanismos de defensa, realizando identificaciones, analogías, transposiciones y metáforas. El Teatro de Sombras está considerado dentro de la familia del Teatro de Objetos, una gran parte de él se basa en objetos o figuras proyectadas, no sólo en el uso de la propia sombra como nosotros realizamos en ese taller en concreto. Aunque entre las ideas de desarrollo que se quedaron para si habría habido más tiempo entraban a jugar otros objetos. Y de acuerdo con estas teorías, también quiero hacer mención a que cuando trabajabamos con mujeres gitanas las primeras sesiones las realizamos usando sombras y luego objetos.
Volviendo a aquel primer taller, pienso que también fue acertado en referencia al tema, la perdida. Lo perdido es algo que ya no se ve como algo real, que se queda en nuestra mente y estados emocionales como un recuerdo, y por muy cargado de luz que aún viva, no deja de ser eso, una sombra, una imagen recortada y proyectada que llega desde el pasado, no algo real y tangible. La técnica usada revaloriza de la situación emocional trabajada al convertirse en metáfora. Quiero apuntar que en condiciones metafóricas similares ya antes habíamos usado esta técnica para trabajar los sueños, y con posterioridad en la estela de esta idea, incluso he dirigido un espectáculo de creación colectiva con 70 adolescentes sobre el amor con uso de teatro de sombras.
Y así dejamos hoy proyectada esta técnica en nuestro blog. Con una buena lámpara o linterna os invitamos a proyectar las imágenes de nuestro cuerpo u objetos sobre un pantalla traslucida (un simple sabana o tela vale) para que las disfruten espectadores al otro lado, o interpónganse ante la luz y jueguen con su sombra en las paredes. Seguro que en la magia del teatro de sombras, conecte o no con nuestra primera mirada al mundo, encontraremos un montón de ideas para emplearlo en nuestro trabajo.
Retitulemos el post por tanto:

Luces y sombras: explorando la magia del teatro de sombras como herramienta metodológica 

Koldo Vío

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