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El vivir descafeinado |
Más de 30 años después nuestro encuentro sirvió para seguirnos preguntándonos cosas. En realidad tanto la inquietud, el afán de saber y el espíritu crítico siempre formaron parte del ADN que compartimos. Os dejo algunas de las reflexiones que surgieron de manera espontánea inspirados por un café y una cerveza:
- Hay un gran negocio hoy en día en ofrecer el cambio para que nada cambie. Observamos con asombro un mercadeo orientado a despistar aun más a los despistados y, a la vez, sacarles dinero. Alimentos que no nutren, bebidas que no hidratan, cervezas sin alcohol, cremas que prometen a los que no serán como los de la publicidad, un ejercito de coach en un mundo cada vez menos crítico y más insatisfecho. En definitiva una gran apariencia de posibilidad de cambiar y poco cambio. En Zurbaran, mi barrio, a eso le llamábamos el opio del pueblo. Por contra los espacios donde sería necesario aportar recursos que generen cambio no reciben ofertas, pensemos en lo comunitario (en lo que es de todos pero casi no hay quien se ocupe de ello), en los vulnerables. Pero, claro, estos no pueden comprar...
- ¿Qué hace que salgamos de la apatía, de la comodidad y vivamos con ganas? Goio sabe que estoy metido hasta el fondo en la temática emocional. De hecho, nos ha acompañado en más de una ocasión en iniciativas de este espacio. Cuando éramos jóvenes hablábamos de "atocinamiento" como ese proceso por el cual alguien perdía la inquietud de saber lo ignorado y de atravesar las fronteras de lo desconocido. Podríamos decir que se parece mucho al concepto de apatía. Goio me decía que con mas de 50, tres hijos, una hipoteca, un trabajo estable y una pareja desde hace muchos años el sentía muchas veces haber perdido las ganas, la motivación.
Hay dos señales emocionales que me alarman especialmente. Una de ellas es la falta de ilusión y la otra la apatía, y ambas son caras de una misma moneda. ¿Cómo llenarse de ganas, incluso pasados los 50? Creo que la clave es la conexión. Un concepto que es más pragmático que el del "sentido" de Frankl o el de "flow" de Csikszentmihalyi. Recuerdo muy bien una serie de ejercicios que vi hacer a Joao Pedro Correira en Kilkis. Trataban de conectar a unos actores para trabajar juntos. Al igual que en Grecia, en Zurbaran la clave era la conexión colectiva que nos permitió descubrimos a nosotros mismos, es decir, conectar individualmente. Otras veces la dirección de la conexión es justo al revés y es mi conexión conmigo mismo la que activa conexiones colectivas. Creo que la clave está en este juego de equilibrios entre ser honesto con uno mismo, conocer sus fortalezas y pasiones, con estar conectado con una colectividad que te permita a su vez conectar mejor contigo mismo. Supongo que si hay una esencia de las "ganas" o de la motivación intrínseca no andará muy lejos de esto.
Goio siempre un placer, siempre estimulante, siempre agitador... Hasta el próximo encuentro!!!