La prueba del algodón en el amor
Esta semana, por varias
razones distintas, he sido testigo del esfuerzo de personas cercanas por
entender mejor el amor de pareja. Por una parte el martes el CIE organizaba
una jornada bajo el sugerente título de “Cómo me
duele tu amor: emociones sanas para querernos mejor”. Por la otra parte
el trabajo en la consulta me llevaba a dialogar sobre qué es amor con
un adulto inmerso en una compleja relación de pareja.
El amor es un tema eterno. No
sé si es el tema con mayúsculas, pero está en el “hit parade”. Me asombra
la poca capacidad que tenemos de entender algo tan inherente al ser
humano como es el amar. Tal vez la poca educación
emocional que se recibe o los modelos artificiales creados por la
cultura audiovisual tengan que ver con ello, quien sabe... Y esto nos sitúa ante algunos dilemas en el amor que terminamos viviendo como problemas por nuestra incapacidad para resolverlos adecuadamente.
En ocasiones como éstas, giro
la mirada hacia mis hijos para pensar cómo explicar de manera sencilla
algo tan complejo como el amor. A ellos les diría que el amor es cuidado
y es cariño, a mi hijo adolescente le diría
que es conexión, a una persona de mi edad le diría que es estímulo para
crecer y a mi madre que se trata de respeto. Y posiblemente todo junto
también sería amor con los aromas que cada edad le da con la distinta
distribución de las necesidades que se priorizan
en cada momento.
También sería fácil explicar
que no es amor. La atracción no lo es, la admiración tampoco, mucho
menos el interés en cualquiera de sus modalidades, ni la necesidad
disfrazada. El amor no es solución de nada sino origen
de proyectos, punto de partida de un viaje y compañero en el camino.
Se me ocurre que tal vez haya una manera de saber fácilmente si un sentimiento es amor o no lo es, una
especie de prueba del nueve. Pon una gotas del sentimiento a analizar en
la ventana de la observación. Mira cuales
son sus efectos. Si alrededor de la muestra crecen cosas bellas, es
amor. Y si además, mientras lo de alrededor crece, la propia gota lo hace
también entonces estamos ante un amor de calidad.
¿Te atreves a pasar la prueba del algodón a tus amores? ¿Que resultado da?
muy bueno, Pablo. Has dao en el clavo
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